Soy una trabajadora sexual discapacitada que convive con una enfermedad crónica. Te explico el porqué amo mi trabajo.

Traducido desde: I’m a disabled sex worker: this is my true story

Autora: Hayley Jade

Como muchas trabajadores sexuales que salen en la televisión y las películas, no tuve una vida fácil. Sin embargo, mis conflictos probablemente no son los que esperarías. A pesar de no haberme criado en un hogar acogedor, y haber tenido problemas económicos en el pasado, en realidad soy muy privilegiada por el hecho de que nunca más voy a tener que trabajar. Conseguí llegar al filón que supone el beneficio de una discapacidad permanente y tengo una casa hermosa en una zona con un alquiler razonable.

Mis dificultades actualmente tienen más que ver con una cuestión figurativa, más que con una física: Me enfrento a una enfermedad crónica – o una discapacidad, si prefieres – todos los días, y ser una trabajadora sexual con una enfermedad crónica es algo que enriquece mi vida en vez de ser algo que me vea obligada a afrontar.

Luché contra mi cuerpo durante los últimos 10 años, tocando la puerta a todos los doctores para intentar entender qué sucedía en mi interior.
Múltiples síntomas tales como ansiedad, cambios de humor, niebla mental, fatiga, problemas de memoria, fiebre, dolor, adormecimiento, pinchazos y náuseas muy seguidas, hicieron que mantener cualquier trabajo fuera muy complicado.

Luché durante años para tener los beneficios de la discapacidad, y estoy muy feliz de poder decir que tener estabilidad económica y un techo sobre mi cabeza es una cosa menos de la cual debo preocuparme . La enfermedad crónica no es insoportable, pero lo que me mantiene de buen humor, es continuar trabajando. Después de todo, como la mayoría de las personas discapacitadas te dirán, realmente no queremos quedarnos sentados en nuestras casas no haciendo nada.

¿Qué significa ser una trabajadora sexual discapacitada con una enfermedad crónica?

Trabajar siendo una trabajadora sexual discapacitada es perfecto para personas como yo que aman estar rodeada de gente, pero tienen una energía limitada. Que me paguen por socializar me da motivación para salir del aislamiento de la discapacidad, además de la habilidad de recargar energías entre citas. Por supuesto que trabajar de manera freelance significa poder aceptar o no un trabajo, porque no sabes cuando volverás a trabajar.

Como otras trabajadoras sexuales, ser una trabajadora sexual discapacitada significa ver clientes aunque haya veces que no me sienta sexy. Pero una de las cosas que amo de este trabajo es que me saca de mi mundo, y me ubica dentro del espacio de propio cuidado personal – porque no puedes hacer este trabajo bien sin priorizarte. Una vez que tomo un baño lujoso y me pongo una lencería bonita, es imposible no sentirse deseada.

Siendo una persona discapacitada con una enfermedad crónica que pasa mucho tiempo sintiéndose ajena a su propio cuerpo, sacarse fotos sexys para publicidad de manera rutinaria y tener orgasmos regulares con clientes me ayuda a reconectar con mi parte física. 
Si me estoy sintiendo decepcionada con la forma en la que mi cuerpo  se muestra o funciona un día, mi comportamiento entero cambia una vez que abro la puerta y saludo al cliente que se encuentra del otro lado. De repente,  mi propósito se convierte en ser la persona que el cliente necesita en ese momento – y entendiendo cuál es la mejor versión de mi misma, acabo mejorando mi propia actitud. 

Y aunque admito que esto puede llevar un poco al síndrome del impostor, mis clientes no parecen tener ninguna queja. De hecho, tengo muy buenas críticas a pesar de tirar vasos en ocasiones, experimentar calambres, u olvidar una palabra. Después de todo, mis clientes también son humanos, y GFE (la experiencia de novia girl-friend-expereience) es más que solo sexo o salir a cenar – consiste en formar una conexión humana. A pesar de mis defectos, puedo asegurar que fui hecha para este trabajo.

Como una trabajadora sexual con una enfermedad crónica, si mis clientes están divorciados, ansiosos, infelices, solitarios, estresados o solamente con la líbido alta, puedo empatizar con esa parte de sus vidas porque yo misma he vivido una vida compleja.

Tener una enfermedad crónica sin diagnóstico – especialmente una en la cual los doctores estaban continuamente ignorándome– me hizo darme cuenta de lo valioso que es mi tiempo, y cuán importante es disfrutar las pequeñas cosas de la vida.

¿Todavía podrías ser una trabajadora sexual si tus síntomas empeoran?

No tengo idea si mis síntomas van a progresar a largo plazo, o cómo me voy a sentir en el día a día. No se que tan enferma estoy realmente, porque nadie me ha dado respuestas. Y como soy bien consciente de mi mortalidad, tomo los días buenos para festejar, y los malos para descansar. Fui obligada a bajar el ritmo y apreciar la belleza en la vida, y es ésta la felicidad que espero poder compartirle a mis clientes durante el pequeño tiempo que tenemos juntos entre el estrés y lo mundano.

“Algunos de mis clientes favoritos son otras personas discapacitadas, porque ambos estamos contribuyendo mucho a la vida del otro” -Hayley Jade

Ser una trabajadora sexual discapacitada con una enfermedad crónica me ha dado el regalo de poder disfrutar más de mi vida. He tenido oportunidades de hacer cosas que probablemente nunca hubiese hecho de lo contrario, tal como tener mi primer trió, ir por primera vez a un club de intercambio, y tener mi primer orgía – todas con mujeres preciosas que no hubiese conocido siendo una chica bisexual tímida. He sido invitada a todo durante noches donde he hecho más dinero que lo que recibo en un mes de pensión.

He conocido gente con todo tipo de pasados de quienes he aprendido – tanto un joven blanco autista, o un hombre maduro de Siria con discapacidad. Al ser una escort discapacitada, algunos de mis clientes favoritos son otras  personas discapacitadas. Esto es porque  ambos estamos contribuyendo mucho para la vida del otro. En el contexto de una sociedad capacitista todo hace que parezca que las personas con discapacidad no podemos ser felices. 

Hay muchos hombres que se llaman a sí mismos aficionados en esta industria y que tratan a las escorts como cosas que coleccionar, y no estoy aquí para alimentar sus egos. Estoy aquí para aquellos que quieren recordar cómo se siente ser tocado, que anhelan una conexión genuina, y cuyas vidas se benefician al tener una compañera como yo.Aunque es bonito tener un ingreso extra, al final del día ser una trabajadora sexual discapacitada para mi no es cuestión de dinero. Como escort, mi tiempo es tan valioso como el de mis clientes, y quiero tener ese tiempo para saber que tengo un propósito aquí. 

Quiero ayudar a mis clientes a construir juntos recuerdos inolvidables, o por lo menos encontrar algo de alivio en la pequeña burbuja que es nuestro encuentro. Porque sin importar que tan adinerados sean mis clientes en comparación a mi, todos vamos a morir algún día, y sería una pena no disfrutar la vida al máximo antes de irnos.

“Parte de mí quiere desenmascararse completamente y presentarse como una trabajadora sexual autista, con todo el incómodo esplendor. Y parte de mí no sabe cómo hacer este trabajo sin enmascarse."