30 Aug
30Aug

Texto ilustrado de la publicación: El mercado del sexo japonés. Una introducción | Creativo en Japón (creativoenjapon.com)

La prostitución en Japón es un tema muy complejo y difícil de analizar. Esta reflexión en voz alta no es más que una pequeña introducción de lo que pienso que es la industria del sexo en el país del sol naciente. Mi conocimiento se limita a lo que me cuenta mi mujer, a lo que vi (pero no experimenté) en mis meses en Tokio y mi escueto trabajo de investigación.

Aunque pagar por tener sexo ha existido en Japón desde tiempos remotos, la prostitución es ilegal en Japón. Así lo dice la ley de anti-prostitución de 1956: »Nadie podrá prostituirse o convertirse en cliente». Como muchos sospecháis, esto es bastante ambiguo y difícil de controlar.

Es lógico que un país como este tenga una industria del sexo tan fuerte y variada. Un país históricamente cerrado a cal y canto, hasta 1542 no llegaron los primeros occidentales documentados a Japón, desarrolla una cultura y una personalidad muy fuerte. El hecho de que el país viva en un punto geográfico tan complicado (terremotos, tsunamis, tifones…) y el mencionado «cerrazón» sin duda fue construyendo esa fuerza de voluntad a prueba de bomba, el espíritu de lucha que, junto a las creencias espirituales tradicionales, conforman un estilo de vida muy condicionado por el tener en cuenta siempre lo que piensa la persona que tenemos en frente. Esto está presente en el idioma japonés, en las costumbres y por supuesto en la conducta.

El pensamiento constante en el otro, en el que dirán, en el «como seré visto en la sociedad» es un arma de doble filo, y muy afilada. Una forma de vivir muy sacrificada (y estresante) que en muchos casos puede conllevar represión de menor o mayor nivel. Represión verbal, o no decir lo que uno piensa, represión conductual, no hacer lo que uno quiere, y por supuesto, represión sexual estrictamente proporcional al grado de timidez de la persona.

Con este contexto, tan laberíntico, no es difícil pensar que en Japón triunfen las máquinas expendedoras (puedo obtener lo que quiero sin darle explicaciones a nadie) y que su industria del sexo sea una de las más variadas y «saludables» del mundo.

Sería muy complicado condensar en un solo artículo todas las opciones sexuales del mercado, así que me limitaré a comentar un poco lo que me llama la atención y dejar el tema abierto para futuros posts.

Según la R.A.E, la prostitución es la actividad a la que se dedica quien mantiene relaciones sexuales con otras personas, a cambio de dinero. Si entendemos relación sexual como conjunto de comportamientos eróticos que realizan dos o más seres, con o sin coito, tendremos muchas dificultades para diferenciar lo que es prostitución o no en Japón.

Algunas opciones

Muñecas hinchables (Air Doll). Por supuesto, no son exclusivas de Japón, pero llama especialmente la atención la calidad e hiperrealismo de algunas de ellas. Su alto precio ha permitido la aparición de locales que las alquilan. Yo de esta agua no bebería…

Muñecas sexuales hiperrealistas.

PornografíaJapón es el tercer país del mundo que más dinero ingresa (20.000 millones de dólares al año) aunque realiza unas 2500 películas al mes, no se salva de la crisis, ya que cada año va a menos. El objetivo fundamental de los videos para adultos (AV) es satisfacer las fantasías de los espectadores, de ahí la variedad, de lo más natural a lo más bizarro. Desde «inocentes» jovencitas que muestran sólo un poco la ropa interior por debajo de la falda hasta las fantasías más perversas tan difícilmente comprensibles.

Clubs y Pubs. Los hay de muchos tipos dependiendo del servicio que recibe el cliente. Los Kyabakura ( Cabaret Club) son los típicos bares de hostess, en los que chicas (o chicos) de buen ver atienden a los clientes y se toman unas copas con ellos. En principio el único objetivo del cliente es pasar el rato conversando con las chicas y el objetivo de ellas es que el cliente gaste mucho dinero en las copas. Existen también los Sexy Kyabakura, donde aquí el servicio es mucho más íntimo y personalizado. El cliente tiene derecho a besar y tocar a la chica (normalmente los genitales no están incluidos en el servicio). Algunos de estos clubs incluyen la opción de «chicas giratorias» (al estilo kaiten sushi) que se van sentando encima de los clientes durante unos minutos, que las besan y tocan hasta que se termina el tiempo y llega la siguiente. A menudo los pubs en Japón llevan a engaño, mientras que en occidente un pub suele estar asociado al concepto de taberna, aquí suele tener connotaciones eróticas. Como los oppai pabu (los pub de tetas) o los panchira bar. En el primero las chicas van con poca ropa y/o en top-less y en el segundo, utilizan cortas minifaldas y tangas para el regocijo del cliente. En algunos locales hay espejos por el suelo con lo que resulta (todavía) más fácil explorar las intimidades de las muchachas. Se paga una pequeña cuota más las consumiciones, que suelen ser bastante más caras.

Kyabakura ( Cabaret Club).

Sexy kyabakura.

Los Pink Salon y los Soapland. También llamados Pinsaro, los Pink Salon forman parte del primer escalón de la prostitución japonesa (si no consideramos tocamientos de pecho y besos como prostitución). Aquí los clientes tienen derecho a felación por precios bastantes populares. No son ilegales porque en Japón el sexo oral no está considerado como prostitución. Suelen ser lugares oscuros y la higiene es muy importante (el cliente se lava las manos en la entrada con un desinfectante). Los extranjeros suelen tener la entrada prohíbida, no como un gesto racista sino para evitar problemas lingüísticos o de pago. Los Soapland, ofrecen un servicio muy similar, es decir sexo oral, pero mientras te bañas con una chica (suele ser un servicio dirigido a los hombres). Dicen por ahí las malas lenguas que algunas chicas están dispuestas a llegar más allá y ser penetradas. Por supuesto, los locales niegan todo conocimiento…

Soapland.

Seikan Esute (o «Este» de estética). Son prostíbulos camuflados en salones de masaje. El cliente recibe un masaje «sexy» ya que a nivel sanitario tiene muy poco valor. La chica utiliza cremas y aceites y, cuando la cosa se calienta termina en sexo oral o masturbación.

Herusu. Viene del inglés «health» (salud). Seguro que en alguna ocasión habéis visto folletos con diferentes fotografías de chicas, que pueden incluir detalles sobre su personalidad o medidas físicas. El procedimiento es el siguiente, eliges una chica y te la llevas a una habitación (hasta aquí como en cualquier otro prostíbulo internacional). Una vez allí el cliente puede jugar con ella con diferentes objetos sexuales y ser masturbado o recibir sexo oral. Se supone que nunca hay penetración pero yo no me lo creo. También existe la vertiente Derisu («Delivery Health» o lo que es lo mismo «salud a domicilio»). Image Rooms. También llamados «Imekura». Las fantasías de muchos hombres hechas realidad. Desde los meido café hasta locales mucho más explicitos. Habitaciones que emulan un vagón de tren y el cliente puede toquetear a las chicas, recibir un chequeo bastante particular «a manos» de un par de enfermeras, quedarse encerrado en un ascensor con una chica de uniforme, toquetear a una colegiala en un aula escolar (aquí podríamos discutir muchas cosas), recibir un interrogatorio policial, hacer manitas en una butaca de cine o estar con chicas vestidas con diferentes tipos de disfraces. Hay muchos más locales especializados, en plan sado-maso u otros gustos sexuales, pero sería imposible hablar de todos.

Image rooms.

Otro tipo de prostitución.

Llama especialmente la atención el Enjo Kosai (literal asistencia-compañía) que se puede traducir como «citas por compensación». No por el hecho de que una jovencita acceda a tener una cita con un hombre maduro por algún tipo de compensación económica (puede ser cenar en un restaurante caro, un bolso de marca o dinero en efectivo, por poner algunos ejemplos) ha de ser calificada de prostituta. Esto lo podemos ver en todas partes, por supuesto en España también ocurre con frecuencia. La particularidad es lo normalizadas que están estas prácticas en el país nipón. Los contactos se suelen realizar en las «chat rooms» o en los «telekura» (clubs telefónicos). Seguro que habéis visto en algún anime o leído en algún manga, como las colegialas acuden a estos clubs, regentados por la yakuza y conciertan la cita con algún cliente. Algunas chicas, las más atrevidas, dejan su número de móvil anotado en cabinas telefónicas de barrios muy concretos. La cita puede consistir en un paseo, una cena y puede (o no) terminar en un «love hotel». El precio puede ir desde 140 a 280 euros sin incluir el precio de la cena o los diferentes gastos.


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